V
Las tareas que me había comprometido a cumplir, eran bastantes. La
razón por la que accedí a realizar dichas tareas fue porque eran alrededor del
mundo, y lo que más me apasionaba era viajar a ciudades nuevas y desconocidas.
A lo largo de mis viajes seguía teniendo algunas dudas sobre si el
bibliotecario estaba en su sano juicio al contarme y pedirme que realizara
estas tareas. Pero cuando descubrí el símbolo del código en Pompeya, en la
ruinas de la gran biblioteca de Alejandría y en los cráneos de las víctimas de
la guillotina en los subterráneos de Paris, me convencí de que estaba en lo
cierto.
Una de las tareas más difíciles y extrañas fue la que estaba por
realizar, ya que tenía que sumergirme en el océano y buscar una enorme ciudad
perdida. Cuando aborde el submarino con el que exploraría el fondo del mar no perdí
nada de tiempo y empecé mi expedición.
Unas horas después de haberme sumergido, se averió uno de los
propulsores del submarino. Se había torcido una aleta de las que estabilizan el
submarino. A pesar de ello, seguí avanzando y pase por delante de barcos y
aviones hundidos que parecían ser atraídos como imanes hacia las piedras de las
ruinas sumergidas. Al rato de avanzar unos metros más, ante mi vista se extendía
una ciudad que había permanecido oculta por más de 2000 años. Recogí todos los
objetos que pude con el brazo robótico del submarino y fotografié los demás hasta
que se acabo la memoria de la cámara.
Cuando sonó la alarma sabía que debía de subir a la superficie. Pude ver
en el radar que la ciudad perdida estaba a un extremo del Triangulo de las Bermudas.
Hice oídos sordos a la alarma y me sumergí más profundamente.
Ya había perdido la cuenta de las tareas que había llevado a cabo
durante el último mes. Había escalado montañas, regateado en mercados
clandestinos, registrado el Titánic bajo el agua. Con cada nuevo objeto que le
mandaba al bibliotecario me sentía más emocionado y más obsesionado con la búsqueda.
Cuando había terminado esta última tarea, un mensaje del bibliotecario
me llego, y decía lo siguiente: “La próxima para es la Botica Misteriosa, en el
corazón del Ártico. Seguro que ahí se encuentra un modo de detener el código. Pero,
por favor primero desvíate hacia un punto importante. Dirígete a la ciudad
donde el agua de los ríos se tiño de negro durante 13 meses por la tinta de los
libros y rollos destruidos. Es el único lugar donde la fecha de los desastres no suman 13.”
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